A los pasajeros que en ese momento iban en el metro de Estocolmo (Suecia), la acción no les pareció ni estética ni bella, aunque estuvieran en la que se conoce como "la exposición artística más larga del mundo" por la decoración de sus estaciones. Al contrario. Y la policía tampoco le vio el mérito a la performance.
Pero a Magnugs Nugstafsson, el estudiante que la ideó, le pareció una genialidad creativa, aunque consistiera en entrar en un vagón con pasamontañas, hacer unas pintadas y romper una ventana para tirarse luego al andén a través de ella.
Todo grabado y montado en un vídeo de dos minutos de duración, titulado Territorial Pissing, que se ha convertido en parte de una tesis para la Universidad de Bellas Artes y Diseño Konstfack de Estocolmo.
"Mi objetivo es llevar mi experiencia personal respecto a los grafitis a los nuevos medios, sin perder la energía original del arte de las pintadas", declaraba hace unos días el estudiante en la web de la universidad.
"El grafiti se critica porque altera el paisaje urbano y éste es el concepto que trato de expresar trabajando con más elementos que las firmas grafiteras tradicionales en su contexto natural", añadió.
Pero a Christer Wennerholm, presidente de la autoridad del transporte de Estocolmo (SL), no le ha convencido el argumento y ya ha anunciado que ha puesto una demanda contra el estudiante. Le reclaman 100.000 coronas (unos 9.000 euros) por daños y perjuicios.
Por su parte, la universidad afirma que no permite que los alumnos vulneren la ley. Además, defiende que no está claro si el estudiante participó en el acto vandálico o simplemente lo grabó en vídeo porque lo único que han visto son las imágenes.
Con todo, tampoco se explica muy bien lo ocurrido en el metro, aunque algunos lo atribuyen al hecho de que algunas líneas suecas funcionan con trenes de conducción automática.
La Ministra de Cultura sueca, Lena Adelsohn Liljeroth, sólo tiene claro que "el vandalismo no es arte". "Presumo que la universidad no piensa pagar la reparación del vagón", se lamenta.
