jueves, 28 de mayo de 2009

Las mil y una noches per SERGI PÁMIES

Punt final a la Barçamania de aquest any...

"El partido de anoche certifica la capacidad del fútbol de hacer posibles las utopías

Imaginemos que acabamos de aterrizar en el mundo del fútbol, desprovistos de prejuicios y de ideas preconcebidas, y que el genio de la lámpara de Aladino nos pregunta de qué club nos gustaría ser y qué situación futbolística maravillosa nos gustaría vivir.

Yo pediría un club más que centenario, que lleve el nombre de mi ciudad, que pertenezca a sus socios y no a un equilibrio accionarial inestable y sospechoso y que, además, tenga tantos socios y seguidores que no se puedan contar y una capacidad transversal y globalizada para suscitar militancias, aprecios, devociones, fidelidades y simpatías.

En el aspecto deportivo, pediría un equipo que combine un núcleo de jugadores de la cantera con estrellas de todo el mundo y que practique un modelo de fútbol atrevido, valiente, basado en la iniciativa en el ataque, la búsqueda obsesiva del balón, el juego limpio y las inquietudes plásticas propias de un país que sabe compensar sus carencias de épica con espectaculares derrames de estética.

Puestos a rizar el rizo, también pediría que tenga un entrenador joven, políglota, elegante, apasionado, con una inteligencia natural que fuera más allá del fútbol - todo el asunto de Keita jugando de lateral fue, en el fondo, una astuta estrategia para motivar a un extraordinario Sylvinho-,lo bastante desconfiado para no creerse el culto a la personalidad que pueda suscitar, militante de la humildad bien entendida, del compromiso y del orgullo institucional sin aspavientos ni complejos.

Para hacerlo más difícil todavía -y complicarle las cosas al todopoderoso genio de la lámpara-, pediría que este mismo entrenador sea uno de los mejores jugadores de la historia de este hipotético club y que haya ganado los títulos más meritorios y reconocidos. Pero como eso no me parecería suficiente, añadiría que, a ser posible, el entrenador sea debutante en Primera División y que, en su temporada de estreno, y desmintiendo las casi unánimes dudas del sector, gane la Liga, la Copa y la Liga de Campeones.

Como el genio es igual de generoso que los bancos antes de que llegara la maldita crisis, incluiría en este utópico catálogo de imposibles que el equipo gane jugando por lo menos veinte partidos memorables y que, como guinda, protagonice una estruendosa goleada en el Bernabeu, el campo del máximo rival y antagonista.

Llevado por el entusiasmo, también exigiría que la final de la Champions se gane con lesionados relevantes y una defensa experimental, en una ciudad caótica, sudorosa pero fascinante, con bastante pedigrí para compensar los aciagos recuerdos clasicistas de Atenas y contra, pongamos, el mejor (hasta ayer, dicho sea de paso) equipo del mundo: el Manchester United de Ferguson, una institución respetable del fútbol mundial. También pediría que este partido inolvidable fuera merecidamente uno de los más vistos y seguidos y que marcaran Samuel Eto´o - el mismo que marcó en París y que, en cumplimiento estricto de su contrato, siempre le ha dado al Barça lo que nunca había tenido: una ambición competitiva sin límites-y Leo Messi, volando como si su precontrato firmado en una servilleta fuera una cometa que le impulsara a protagonizar uno de los grandes remates de cabeza de la historia del club.

Y entonces celebraría que el fútbol tenga esa capacidad de hacerte creer en las mil y una noches, de conseguir que algo tan imposible como que el más utópico de los sueños (gracias, Aladino) se haga realidad gracias al trabajo, la concentración y el talento de muchos barcelonistas: futbolistas, técnicos, directivos, socios, aficionados...

Ayer, en un estadio caluroso en todos los sentidos, este equipo increíble volvió a robarnos el corazón. Por lo que a mí respecta, no hace falta que nos lo devuelvan. El mío se lo regalo."