jueves, 2 de abril de 2009

Napolas (NPEA)

(Nationalpolitische Erziehungsanstalt)
(Establecimiento de Educación Nacional-política)

Autor del artículo: Eckart
Publicado originalmente en: http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?t=1315

Las NPEA o NAPOLA (Nationalpolitische Erziehungsanstalt, Establecimiento de Educación Nacional-política) eran escuelas donde se preparaba a una selecta minoría de alumnos entre los 10 y los 18 años para ser los futuros dirigentes políticos.

Estos centros empezaron a funcionar el 3 de Mayo de 1933, cuando fueron inaugurados tres de ellos, asociados a la Hitlerjugend pero costeados por el Ministerio de Educación. El primer líder del programa fue Joachim Haupt. A partir de Octubre de 1934, todos los jóvenes que aspiraban a entrar en estos centros, tenían que ser miembros de la Hitlerjugend obligatoriamente. En 1936, la SS se hace con el control de las NAPOLAS tras haber ido ganando influencia en ellas progresivamente y ser nombrado líder del programa el SS-Gruppenführer August Heissmeyer. En 1944 Heinrich Himmler pasó a ocupar el cargo.

En su calidad de centros para la educación nacional-política comunitaria, las NAPOLAS tenían la misión de conseguir hombres disponibles para el pueblo alemán, que hubiesen crecido en un clima de sacrificio y exigencia, capaces de ser la generación rectora en un futuro inmediato. Para ello su educación debía de ser multiforme, especialmente rígida y prolongada durante años.

Para cumplir esa función precisaban tales centros de un plantel de aspirantes sanos, racialmente puros, de buen carácter y muy dotados en cuanto a condiciones anímicas.

Los candidatos que no cumpliesen esas condiciones sublimes podían renunciar de antemano al ingreso.

De un modo especial se insistía, para rechazar inscripciones no deseadas, que una situación económica deficiente o una posición social deprimida de los padres no era razón para que se tuviese que acceder a la admisión del muchacho aspirante a un puesto en un centro de formación nacional-política.

Tan sólo era decisivo para que se le abriesen las puertas, el que contase con una disposición especial que, una vez dentro del colegio, debía plasmarse en capacidad y buen comportamiento.
Junto a la necesaria formación científica y al moldeamiento del carácter, se procuraba, según la hoja de condiciones, en todos estos centros que el alumno desarrollase su figura corporal mediante el ejercicio de numerosos deportes y juegos. La formación teórica y la educación física tenían una especial manifestación en primavera y otoño, en los que se realizaban ejercicios conjuntos y campeonatos, excursiones, viajes y salidas al extranjero. El año escolar terminaba al superar el alumno una prueba de madurez que le permitía ingresar en la universidad o en una escuela técnica superior.

Ni los miopes ni los présbitas, como tampoco los sordos, recibían consideración alguna cuando solicitaban el ingreso.

Una vez dentro de una NAPOLA había que pagar una pensión anual (incluida la matrícula), proporcionada a la situación económica de los padres del muchacho, que se acercaba a los 50 marcos mensuales. Aparte de eso había becas otorgadas por determinados círculos.

B. Baumann, alumno de una NAPOLA recuerda aquella época Y llegó el día de la prueba de valor. Nos condujeron a una habitación en el primer piso del primer pabellón, cuya ventana daba directamente sobre la explanada principal de Schulpforta. La ventana estaba abierta y una rampa de madera, atravesada, llevaba directamente hacia la ventana. Entonces se nos reunió a los que íbamos a someternos a la prueba junto a la pared posterior de la habitación, se nos entregó una nota escrita y se nos soltó una pequeña conferencia. Teníamos que recordar la imagen del Führer cuando, día tras día, en la guerra, corría sin cesar avanzando entre el fuego enemigo para llevar noticias importantes. Ahora nosotros teníamos que demostrar que éramos
unos hombres hechos y derechos, capaces de recorrer la rampa sin pensarlo y lanzarse al vacío. Luego deberíamos recorrer un trecho sorteando obstáculos para llevar un mensaje lo más rápidamente posible a un punto señalado de antemano. Quien llegase el primero con la nota a la habitación sería el vencedor. Impresionante y arriesgado, pensé yo entonces. Daba por supuesto que volveríamos al cuarto con los huesos rotos. Con todo no pude evitar detenerme cuando estaba ya en la rampa. Luego miré desde la ventana una lona tendida a modo de cama elástica, y salté. Después, una vez en el suelo, recorrí el circuito de cestas y barreras trazado en lo que
fue jardín conventual, atravesando el arroyo y el campo de Schulpforta. Sobre el riachuelo, se había tendido una cuerda que había servido antes como amarra de un avión sin motor. Teníamos que cruzar la corriente deslizándonos por la maroma. Cuando apenas nos encontrábamos en la mitad del cauce nuestra posición era incómoda, hasta el punto de que debíamos estirarnos todo lo que pudiésemos para evitar caer en el arroyo. Eso no hubiese constituido ningún problema si no fuera porque entonces, antes de Pascua, el agua no estaba completamente deshelada y
había aún nieve. En previsión de caídas se había cortado la superficie de témpanos un par de metros, a un lado y otro de la cuerda, de modo que no pudiésemos caer en el hielo sino en el agua.

El final parecía un número de rodeo. Teníamos que cabalgar a lomos de un caballo que aún no había aceptado la silla. El animal giraba en un círculo, atado a un ramal.

El alumno se lanzaba a la grupa y tenía que aguantar todo lo que pudiese. Para los cursos superiores era una diversión grandiosa ver cómo los nuevos trataban de hacerse con el caballo y caían sin excepción. Cualquiera podía romperse los huesos y algunos de nosotros terminamos así. Los educadores lo comentaban después citando a Nietzsche: "Alabado sea todo aquello que nos hace más duros.

Extracto de Die Didaktik der nationalpolitischen Erziehungsanstalten (Napola), de Kathrin Ziesemann, 2001:

Las primeras NPEA o Napolas se instalaron en 1933 en Plön, Köslin y Potsdam por el entonces Ministro de Educación en el Ministerio Prusiano de Cultura, Bernhard Rust, mediante la transformación de antiguas academias prusianas de cadetes para tal fin.
Rust pidió, el 20 de Abril de 1933, el día del cumpleaños de Hitler, que "(…) los tres primeros institutos para cadetes en Plön, Köslin y Postdam, modifiquen su tradición hacia centros de educación nacional-política en el sentido de la revolución nacional". "Los cuerpos de maestros deben ser, consecuentemente, reconstruidos. Con las nuevas tomas, una selección apropiada debe ser realizada. El plan de instrucción ha de hacerse totalmente nuevo. Las ropas de los pupilos son el uniforme de Hitler".

Los profesores y educadores de las Napolas tenían que poseer, junto con autoridad técnica, personalidad de líder. A la vez, tenían que ser entrenados como oficiales de reserva o recuperar esa condición. Los pupilos de las Napolas provenían de todas las capas sociales. Los criterios generales eran que fuera apto racial, física, mentalmente y de carácter. Después los pupilos tenían que completar un proceso de selección. Este consistía en una prueba médica y en una prueba de entrada de una semana en forma de instrucción y exámenes de diferentes materias. Los exámenes de entrenamiento físico y las pruebas de coraje tenían especial valor. Un tercio de los aspirantes superaban esta selección y eran llevados a una Napola.

El entrenamiento en las Napolas era concebido como premilitar. Estaba caracterizado por la casta, el orden y la obediencia. Durante el entrenamiento, se le dio gran importancia al entrenamiento físico. Tipos especiales de deporte como remo, esgrima, vuelo sin motor e hípica deberían contribuir a educar a un alemán "omnipotente" con "conciencia de caballero". Las Napolas eran instituciones totales, que rechazaban todo derecho a la individualidad de los pupilos.

Aparte el entrenamiento, también la vida del internado fue reestructurada militarmente.
Los alumnos (Jungmannen) fueron divididos en "cursos" (Züge), que semejaban a las clases convencionales, y en "grupos de cien" (Hundertschaften), que funcionaban como una compañía.

Cada "curso" tenía un alumno líder de pelotón (Jungmann-Zugführer), que estaba subordinado al líder de pelotón (Zugführer).

Un "luchador político" debía ser criado mediante el permanente adoctrinamiento nacional socialista, sacrificando su vida por la "causa del Führer" si fuera necesario. Los graduados de estas escuelas deberían ocupar más tarde posiciones clave en economía y en la sociedad, pero estas escuelas no produjeron en realidad la nueva dirección o jóvenes oficiales, aunque eran mejores en sus logros que otras escuelas.

Los modelos de las Napolas fueron las escuelas inglesas y los internados.

Otras influencias en la naturaleza de las Napolas venían de las federaciones de jóvenes, en las cuales las experiencias de la comunidad, mediante campamentos, excursiones y juegos de scouts, estaban en primer plano. La vida escolar diaria se caracterizó por la instrucción técnica por las mañanas y el servicio por las tardes.

En el año 1935, once; en 1942, doce y en 1944 treinta y cinco Napolas existieron, de ellas 22 en el antiguo Reich. En términos de figuras las Napolas fueron, sin embargo, demasiado insignificantes para representar competencia al sistema de educación convencional.