lunes, 30 de noviembre de 2009

Entre un 20 y un 30% de los enfermos de gripe A no sufren ni dolores de cabeza ni musculares ni de garganta

Se sienten cansados, muy cansados, tienen dolores musculares, la cabeza les estalla y sienten un ligero picor en la garganta..., pero no tienen fiebre, por lo que descartan de inmediato tener la gripe A. Y cada mañana acuden a su trabajo, con mal cuerpo, eso sí, sin saber que podrían estar pasando a sus compañeros el nuevo virus que desde la primavera pasada mantiene en alerta a las autoridades sanitarias. Según los datos extraídos de los informes que cada semana emite el Instituto de Salud Carlos III, el 3% de los pacientes infectados con la gripe A (H1N1) no presentan fiebre, el principal síntoma de esta enfermedad, seguido de la tos, síntoma que tampoco presentaron en torno al 8% de los enfermos.

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Carlos III

Es de presuponer que los porcentajes reales son bastantes más altos que los que figuran en los informes mencionados, señalan los expertos del Carlos III, ya que estas cifras han sido recogidas mayoritariamente por la red de médicos centinelas; es decir, de una muestra aleatoria de los pacientes que han acudido a los servicios sanitarios. Los expertos presumen que un buen número de infectados con este virus que apenas han tenido algunas décimas de fiebre (no han alcanzado los 38º de temperatura) y ni siquiera han tenido tos se han abstenido de acudir al médico, por lo que la tasa de contagiados por gripe A podía ser más alta que la que en este momento se baraja.

También se sabe que hay un grupo indeterminado de personas que pueden padecer la gripe sin presentar siquiera los síntomas habituales, como dolor muscular (un 30% no lo sufre), de cabeza (28%) o de garganta (22%), ni tan siquiera escalofríos (39,5%) ni malestar general (17%).

Hay quienes piensan, cuando comprueban que los síntomas que sufren no corresponden exactamente con los explicados por los especialistas, que lo más probable es que tengan la gripe convencional. Pero la realidad es que, según los datos del Carlos III, en España el virus H1N1 está campando a sus anchas; entre el 96 y el 98% de los virus de la gripe que circulan corresponden a la gripe A, circunstancia que ya se comprobó durante la temporada invernal del hemisferio sur.

Los epidemiólogos creen, sin embargo, que en los próximos días se reducirá el porcentaje de infectados que no presenten fiebre. La explicación a sus palabras habría que buscarla en la propia evolución del virus: tras haber afectado muy especialmente a los grupos de entre 5 y 14 años y de entre 15 y 65 años, ahora todo parece indicar que circula con mayor fluidez en el grupo de los más pequeños, de entre 0 y 4 años. Y en los pequeños la subida de temperatura es más habitual que en los mayores. Pero también es verdad que responden mucho mejor a los antitérmicos que los adultos.

Los expertos consideran que esta circunstancia se puede prolongar entre unaodos semanas, dando fin a la primera ola epidémica de este virus. De hecho, y pese a que la tasa de incidencia se situó en la semana del 15 al 21 de noviembre en 371,68 casos por cien mil habitantes en España, se aprecia un ligero descenso de la pendiente de la onda pandémica en varias comunidades. Pero hay que ser precavido, señalan, ya que el descenso de las temperaturas que se prevé en los próximos días podría retrasar el fin de esta primera ola de gripe A, ya que el virus de la gripe circula mejor con bajas temperaturas.

Este descenso térmico también puede afectar a la mortalidad de la gripe A, según los epidemiólogos, que en este momento es de 0,13 por cada mil contagios (en total, 135 muertes). Según consta en el informe del Instituto de Salud Carlos III, esta baja mortalidad –muy inferior a la de la gripe convencional– podría, sin embargo, verse influenciada por las temperaturas moderadas que se han registrado en España hasta el momento. Sin embargo, los expertos aclaran que la baja mortalidad registrada revela, además de que el virus de la gripe A es menos virulento de lo que en principio se preveía, que los ciudadanos han acudido en masa a los centros sanitarios –en contra de lo que ha ocurrido en otras temporadas–, loque ha hecho descender la tasa de mortalidad respecto al número de enfermos.