jueves, 20 de noviembre de 2008

FNFF

Dos años después de la muerte de Franco, sus familiares crearon la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) con el propósito, entre otros, de "difundir el pensamiento de Francisco Franco" y "contribuir a la proyección de su ideario sobre el futuro de la vida española". Uno de los medios empleados para alcanzar tales fines sería colocar a disposición de la investigación histórica el archivo personal que el Dictador había legado tras su muerte.

Esto, al menos, en la teoría.

En primer lugar, este archivo (que la propia Fundación cifra aproximadamente en 30.000 documentos) no puede considerarse estrictamente un archivo personal ya que sólo una pequeña cantidad de documentos se refieren a la esfera familiar e íntima de Franco. La mayor parte se deben a su actividad pública como jefe del Estado o del Gobierno (por esta ocasión me saltaré el debate sobre si unos documentos de carácter público producidos en el ámbito de la Administración General del Estado pueden acabar en manos de una persona o entidad privada sólo porque la autoridad de turno que los firmaba creyó que eran suyos, se los llevó a su casa y acabó legándolos a sus herederos)...

En segundo lugar, hasta hoy, la consulta de estos documentos nunca ha sido libre del todo. Los descendientes de Franco se han reservado el "derecho de admisión" al archivo abriéndolo arbitrariamente a determinados investigadores asegurándose antes de que su tema de estudio si no ensalzaba, al menos no criticara abiertamente la figura del Dictador. El caso más conocido es el del medievalista Luis Suárez Fernández que pudo acceder al Archivo para preparar su obra Francisco Franco y su tiempo, tal como relata Javier Tusell en su artículo "El secreto de los papeles del general" publicado en el Especial de El País "Aquella remota dictadura: 25 años de la muerte de Franco". Otros muchos, debieron desistir de ello, como es el caso del periodista Andreu Mayayo, explicado en un artículo de la Voz de Asturias en 2002. Paul Preston declaraba en 2002 que "No he hecho ningún intento de acudir a la Fundación porque por muchas vías indirectas sabía que no iba a ser bien recibido". Hasta hoy, la bibliografia más destacable sobre este archivo la constiyuye (además de la obra de Suárez Fernández) la de Luis Suárez, Las cartas de Franco. La correspondencia desconocida que marcó el destino de España y una colección documental editada por la propia FNFF en cuatro volúmenes: Documentos inéditos para la historia del generalísmo Franco.

Por último, teniendo en cuenta precisamente los fines laudatorios de la FNFF hacia la figura del Franco y el control absoluto que han ejercido durante años sobre los documentos, tampoco es aventurado suponer que si hubiesen querido habrían podido ocultar aquellos que, a su entender, pudiesen comprometer la imagen pretendida del personaje. En un reportaje de Luis Gomez "El laberinto de los papeles de Franco" publicado en El Pais en septiembre de 2002, Paul Preston declaraba al respecto que "el contenido del archivo es fascinante, aunque creo que lo que era estrictamente de Franco sigue en manos de su familia".


LA POLÉMICA DE LAS SUBVENCIONES

Durante los ejercicio de 2000, 2001, 2002 y 2003 la FNFF recibió ayudas por valor de 150.000 euros del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, subvencionando gastos corrientes (mantenimientos y personal) y de inversión (nuevo equipos y material) con objeto de describir, informatizar y reproducir la totalidad de los documentos del archivo ampliando las posibilidades de consulta sobre estos duplicados. Os copio las sucesivas resoluciones publicadas en el BOE.

Inmediatamente saltó el escándalo. La oposición demandó explicaciones acerca del porqué se subvencionaba con dinero público a una entidad privada creada para ensalzar la memoria del Dictador y que seguía impidiendo contumazmente el acceso libre al archivo a cualquier interesado a pesar de las ayudas. En septiembre de 2003 todos los partidos de la oposición trataron que la Comisión de Cultura del Congreso instara al Gobierno a que retirara la subvención a la FNFF, pero el PP hizó valer su mayoría absoluta para rechazarlo.

¿CONSULTABLE O NO?

El caso es que, finalmente, en 2004 la FNFF entregó al Ministerio de Cultura, tal como estaba obligada, una copia de la base de datos realizada durante al descripción de los documentos y cuatro cajas con 230 rollos de microfilms (más de 150.000 fotogramas) . Inicialmente esta copia en microfilm pudo consultarse durante unos meses en la Sala de Investigadores del Archivo Histórico Nacional, en Madrid, pero en la actualidad dicho reproducción ha sido destinada al Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, y no es probable sea consultable otra vez antes de que abra sus puertas en 2012.