domingo, 14 de febrero de 2010

La Jarra de las Cien Guineas

Una tarde de verano de 1851, sobre las ocho horas aparece entre la bruma del Solent la silueta fantasmagórica de una goleta, entre la Isla de Wight y la costa inglesa, adelantando la proa de un navío de la armada británica. La Reina Victoria escudriña el horizonte con atención. La goleta que acaba de vencer a lo más selecto de la marina real se llama «América».
La Reina, frustrada, pregunta por el segundo: «Majestad, no hay segundo» le responden.

Estas palabras resumen por sí solas el espíritu de la Copa América: el primero gana, los demás participan.
Aquel día de 1851, el «América», representando al New York Yacht Club, desafía al viejo mundo y a la mejor armada, llevándose la Jarra de las Cien Guineas del Royal Yacht Squadron.
Desde aquel momento, la Copa dejó de ser una competición a vela y pasó a convertirse en todo un símbolo del triunfo del nuevo mundo sobre el imperio británico, potencia de la época y dejando en evidencia el imperialismo de la marina británica sobre el resto del mundo. El trofeo pone rumbo a la nueva democracia americana, donde habrá que esperar más de un siglo antes de que abandone Nueva York.